Si el Barcelona quiere sacar los partidos adelante, tendrá que ponerse a trabajar desde ya. Deberá jugar tan serio como lo hizo contra el Getafe, que si bien, no cuajó un partido brillante, sí que estuvo bien trabajado.

Pero los culés podemos ser optimistas. Al menos en lo que a hacer goles se refiere, pues tenemos muchos recursos para llegar, chutar y marcar. Por eso, es del todo increíble, que se hayan quedado sin ver puerta hasta en tres partidos en lo que va de temporada, y no descartemos, que próximamente, hayan más.

El último recurso, ha sido el del juego directo. El pase de portero a delantero, con una ejecución excelente por parte de Ter Stegen y Suárez, y supuso un golazo en el Coliseum Alfonso Pérez. Y todo eso, haciendo parecer que era una acción muy sencilla. Pero nada más lejos de la realidad, pues el pase o asistencia, tiene que ser casi perfecto. El balón debe recorrer mucha distancia y llegar justo donde está el delantero, para que éste sólo tenga que encarar al portero. Pero si el pase no es perfecto, resultaría una pérdida segura de balón, con lo que el equipo tendría que ponerse a trabajar en defensa, para poder recuperarlo. Y si además, la perdida se hace sin que el balón haya salido del terreno de juego, el equipo azulgrana se podría ver con la necesidad de posicionarse rápidamente en defensa, ante un posible contraataque del equipo rival.

Así pues, y a mi parecer, es una jugada arriesgada. No digo que no se deba de intentar, porque si sale bien, es un gol casi asegurado, pero en mi opinión, no se debería abusar de ella.

En esta temporada y también en las anteriores, he visto muchos partidos en los que los defensas del Barcelona, casi se olvidaban de jugar con los creadores del equipo, abusando de los pases largos, cuando lo que deberían hacer, es darle más velocidad y rapidez a la pelota. Además, de esta forma también se puede llegar hasta el portero, y hay muchas menos posibilidades de que pierdan la posesión del esférico.

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