Vuelta al trabajo. Dos largas semanas de parón que se han hecho eternas para el aficionado culé. Un regreso necesario y urgente del equipo después de cosechar un inicio de temporada para el olvido. Una derrota, una victoria y un empate. Un parón de selecciones en el que se han ausentado jugadores importantes de la plantilla como son Luis Suárez, Ousmane Dembélé y Leo Messi (por lesión) o Gerard Piqué, que hace tiempo dejó la selección española a un lado para reservarse únicamente para sus partidos con el Barça, decisión que propulsó su rendimiento de forma inmediata.

Sin embargo, el “virus FIFA” tuvo cierta afectación en el portugués Nelson Semedo, quien se retiraba en camilla del Serbia-Portugal en una acción muy dura en la cual recibía un fuerte golpe en el tobillo derecho. Afortunadamente, todo quedaría en un susto, aunque apunta a suplente en el partido del sábado frente al Valencia porque sigue con molestias.

La realidad en Can Barça es que algo hay que cambiar, y estas dos semanas de parón habrán sido útiles para Ernesto Valverde y su cuerpo técnico para tratar de trabajar en recobrar el buen juego para empezar a carburar con solvencia en liga con la vista puesta en el próximo partido en Dortmund en el arranque de la Champions.

Y es que la vuelta a la realidad de los culés no es nada sencilla, teniendo en cuenta las próximas citas que tiene durante esta semana de reinicio y de puesta a punto. Valencia a domicilio, Borussia Dortmund en tierras alemanas y Granada en Los Cármenes son los rivales a batir en los tres próximos encuentros de los de Ernesto Valverde. Tres rivales muy complicados que son una prueba de fuego más para el entrenador extremeño, que no acaba de convencer a la afición y de momento reside en la penumbra sin pronunciarse sobre su futuro, aunque es bien seguro conocedor del aura de incertidumbre que se ha ido dibujando a lo largo de las últimas fechas sobre su figura.

El próximo sábado, el Camp Nou dictará sentencia según el resultado del encuentro, y es que la exigencia a día de hoy es máxima. Porque no sólo se exigen los tres puntos, si no que se pide un espectáculo digno de ver con buen juego, como el que hizo disfrutar a la grada con el 5-2 frente al Real Betis de Rubi. El rival, el Valencia que acaba de destituir a su técnico Marcelino en un sorprendente giro de los acontecimientos alrededor de la figura de su propietario Peter Lim y la dirección técnica del club, llega muy tocado al choque. Un nuevo comienzo tras unos días de reflexión y desconexión en el club, donde se contempla este parón como una segunda pretemporada por las sensaciones de inmadurez que ha ido dejando el equipo hasta la fecha.

Por su parte, el culé sigue con muchas dudas pero con mucha ilusión, ilusión por ver a un equipo renovado después del parón y con ganas de ganar, con hambre de títulos y con la ambición necesaria en un club como el Barça.

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