El Barça hizo oficial el último día de mercado la cesión de Rafinha al Celta. El brasileño vuelve a Vigo, donde ya jugó en la temporada 13-14 y cuajando un año sensacional, en busca de los minutos y del protagonismo que en el Camp Nou, difícilmente, hubiera tenido.

Pero yo me pregunto: ¿Por qué se ha ido Rafinha?. El sábado fue titular ante Osasuna, y el lunes ya estaba firmando su nuevo contrato en Vigo. Francamente, no entiendo porque se va un jugador que ha jugado y ha cumplido en los tres partidos de Liga: en San Mamés entró por el lesionado Suárez y fue el mejor del equipo; contra el Betis, las actuaciones de Griezmann, Carles Pérez y el ilusionante debut de Ansu Fati, provocaron que prácticamente no se hablara del brasileño; y en El Sadar, como sus dos acompañantes en la delantera, pasó prácticamente desapercibido.

Pienso que Rafinha tiene nivel Barça y que tendría que haberse quedado. Así lo ha demostrado en las pocas oportunidades brindadas: tiene buena asociación, intensidad, buen disparo, llegada y, sobre todo, polivalencia. Ha jugado tanto de extremo izquierdo, como derecho, de falso nueve, y de volante. No obstante, la gran competencia en el centro del campo y en la delantera, además de sus continuas lesiones, principalmente desde la entrada criminal de Nainggolan en 2015, no le han permitido mostrar su mejor nivel.

El Barça debería haber apostado por él y haber intentado hacerle hueco en la plantilla, pero su cesión evidencia el cambio de rumbo de la directiva respecto a la época dorada del club con Guardiola: una nula confianza en la cantera. Hace no mucho, los principales periódicos deportivos de Catalunya hacían comparativas con el Madrid respecto a la apuesta por los jugadores del filial, “Cantera vs Cartera”, pero con el tiempo, a Bartomeu se le va poniendo cara de Florentino, fichando “galácticos” sin seguir ninguna estructura. Además, se le están haciendo homenajes a Cruyff, (con nuevo estadio a su nombre, una estatua de homenaje, y frases suyas escritas en la Ciudad Deportiva) en el preciso momento en el que el club más se aleja de su estilo por excelencia.

De esta manera, el Celta gana un gran jugador que, junto a los Denis Suárez, Iago Aspas o Santi Mina, dará un salto de calidad al equipo, para poder competir por meterse en Europa. Mientras, que el pequeño de los Alcántara va a un equipo donde explotar sus cualidades y demostrar que el Barça ha cometido un error deshaciéndose de él.

Adrià Regàs @arq1027

Colaborador

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