El Fútbol Club Barcelona es una bomba de tiempo que ya ha estallado hasta en dos ocasiones (Roma y Liverpool) en las últimas temporadas, y parece ser que aún no ha tocado fondo.

El equipo, con un estilo de juego irreconocible y más que retratado por la colectividad culé en general, quedó de nuevo en evidencia en la noche de este viernes, tras la debacle por 1 gol a 0 en el estadio del nuevo San Mamés. De Jong y Griezmann no mostraron su mejor cara ni de lejos, Suárez salió lesionado, y quiénes deberían ser los más experimentados, no fueron capaces de tomar su responsabilidad dentro del partido. Los únicos que pueden salir con el rostro lavado son Rafinha, Aleñá y Ter Stegen.

Y sumado a la ausencia de Lionel Messi, cuya presencia podría haber significado un resultado final distinto, tal cuestión no amerita que los circuitos del juego del conjunto, en general, sean bastante deficientes. Con o sin Messi, el equipo sufre mucho en transiciones rápidas, y cuando necesitan presionar, lo hacen a medias. Y es ahí donde queda señalado Ernesto Valverde. El técnico azulgrana no parece compartir la sensación de tener trabajo, o la necesidad de tomar decisiones en cuanto al manejo de la plantilla.

Valverde, comandando una de las plantillas más amplias y caras en la historia del Barcelona, no es capaz de ajustar en su debida forma a los jugadores dentro del esquema del 11 inicial, pues la cosa siempre termina en un mismo resultado: un equipo que sufre cuando le presionan y que se queda sin ideas cuándo se enfrenta a equipos con férrea defensa.

Desde la fecha uno y siendo profundamente críticos, al equipo se le ven las mismas carencias que la temporada pasada, y es más que probable que los resultados sean los mismos hasta no recuperar esa filosofía y ese estilo que llevó al club a lo más alto del estrellato futbolístico mundial.

Saldrán y entrarán nuevos jugadores, pero sin una ideología adaptada a lo que requiere la envergadura de este club, los intérpretes en el terreno de juego seguirán mostrando deficiencias notables que están siendo explotadas cada vez más por los equipos rivales. Ellos saben lo que sucede, saben lo que está pasando, y por ello, cada vez le pierden más respeto al Barcelona.

Ernesto está a tiempo y con una larga planificación de cara a esta nueva temporada para matizar y dar una imagen refrescante del equipo. De lo contrario, quedará condenado a lo mismo de siempre, el método salvador de: “Inventa Lionel”.

Alejandro Pulgar

Colaborador

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