Asistí hace días a una conversación futbolera donde, a raíz de la pérdida de peso de los canteranos en la alineación del Barça y en las convocatorias recientes de la Selección Española, se repetía que el FCB ya no cuidaba la cantera como debía. A esta afirmación se sumaron apasionadamente varios testigos recordando los tiempos donde hasta siete u ocho titulares blaugranas venían de la Masía y pensé: pero, ¿apoyamos la cantera …o no tanto?

Todos sabemos que los chavales de la cantera suelen tener interiorizados los valores del club, se les supone un apego a la entidad y sus símbolos, se sobreentiende que hay un trabajo silencioso del jugador para llegar hasta el primer equipo y una entrega en el campo superior a cualquier otro llegado de lejos. Además, sale casi gratis, ¿qué puede fallar?, ¿por qué no hay más canteranos en el campo? Es verdad que les falta experiencia al más alto nivel y les sobran pecados de juventud, no obstante creo que nos falta perspectiva en el enfoque.

Los clubes de élite europea recurren a la cantera, salvo contadas excepciones, cuando las cosas van mal, rematadamente mal. Si tu equipo lleva una trayectoria brillante, levantado títulos cada año es complicado que el míster apueste por chicos del filial en detrimento de figuras consagradas que han dado tardes de éxito al club. ¿Qué entrenador sienta a Busquets (uno de los mejores del mundo en su puesto y que apenas se lesiona) para dar entrada a Samper, a Gumbau o al “otro”Busquets?; ¿quién es el listo que alinea a Cuenca o a Bartra y deja en el banquillo a Piqué?, Probemos otra cosa: ¿Quién es el fenómeno que hace jugar a Munir o a Abel Ruiz sentando con ello a Luis Suárez?

La decisión de alinear a un jovencito imberbe la suele tomar un entrenador movido a ello por diversas circunstancias: lesiones, sanciones o racha de malos resultados; en muchos casos su inclusión supone una herramienta del técnico para conseguir arrancar el aplauso de la grada cuando las cosas no pintan bien. No hay campo en el mundo donde no se apoye a un chico de la cantera cuando entra al campo o cuando es sustituido. Porque, ¿cuidar la cantera es alinear a un muchacho en dos partidos de pretemporada o sacarlo en tres partidos con eliminatorias ya decididas? En mi humilde opinión, NO.

La situación propicia para apostar por la cantera es con la llegada de un nuevo entrenador; aterriza el nuevo míster sintiéndose respaldado por la Directiva, con voluntad de imponer sus ideas y con la determinación de hacer todo lo necesario para reflotar la nave. Está incluso decidido a sentar a “las vacas sagradas” en el banquillo para que los demás entiendan el mensaje. Ese preciso momento es el idóneo para que un canterano talentoso tenga su gran oportunidad, ésa atmósfera de renovación, esa sensación en la grada de que se deben buscar nuevas recetas puede ser su gran aliada y en ocasiones se produce el milagro.

Porque milagro de dios es que un club de élite consiga reunir en una misma generación a ocho titulares que hayan mamado de la cantera, que haya habido varios entrenadores con el arrojo necesario para contar con esos muchachos, los hayan mantenido pese a las críticas iniciales llevándolos hasta los mayores éxitos deportivos individuales y colectivos al punto de cambiar drásticamente el estilo de fútbol de la selección nacional y pilotarla donde nadie podría haber soñado.

La reunión de tanto talento en la misma generación, de las condiciones especiales que propiciaron sus oportunidades y la dosis de fortuna imprescindible para lograr el éxito es un hecho insólito, cuasi irrepetible. Pretender que suceda en bucle cada ocho años es una quimera o un auto-engaño.

Actualmente el Barça B transita por la Segunda B y apenas unos cientos de fieles acuden a verlos jugar al Mini, los filiales de otros equipos de campanillas no están mejor. Y la inmensa mayoría de los que claman por más oportunidades a los chicos ni se acercan por allí los días de partido y apostaría a que les costaría mucho trabajo nombrar a cinco promesas de los equipos inferiores.

Es enormemente difícil sacar un jugador titular para el primer equipo desde la cantera, mantenerlo cuando llegue alguna derrota o cuando se acerquen los partidos decisivos; no obstante todavía es más complicado encontrar entrenadores con la personalidad y arrestos suficientes para mantener la apuesta…. Y, ¿qué pasa con Valverde?: De Valverde hablaremos otro día.

Ramiro Ruibal

Colaborador

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