Leo Messi comunicó ayer al Fútbol Club Barcelona vía burofax su deseo de desvincularse del club haciendo valer la cláusula que le permite salir gratis a final de temporada. Fue entonces cuando saltó todo por los aires. En medio de una guerra de sucesión en la directiva, con un nuevo entrenador a los mandos, metido en la difícil y dolorosa labor de purgar el vestuario de los pesos pesados, llegó Messi para quebrar todos los ánimos con el anuncio de su salida del club. 

731 partidos, 513 de los cuales son victorias, 634 goles y 285 asistencias. Un promedio anotador de 0,86 goles por partido. El máximo realizador de la historia del club desde 2012 dijo ayer que se iba. El jugador con más trofeos en la historia de la entidad con 34 títulos oficiales en 16 temporadas. Pulverizador de récords con 80 récords Guinness, el legado que deja el astro argentino en el Camp Nou es incomparable.

Un adiós que se produce de manera precipitada y que deja en paños menores a todo el barcelonismo. Nadie esperaba un adiós tan violento en un momento tan delicado. El adiós que todos los culés temían llega de la forma más despreciable en forma de burofax dando la estocada final a una directiva que quiso aferrarse a la silla y acabó llevándose por delante a la mayor institución de la historia viva del club. 

Messi hizo más grande al Barcelona y el Barcelona hizo a Messi ser quien es. También conviene recordarlo de vez en cuando. Porque ni los aficionados se merecen despedir al mayor icono de las memorias azulgranas desde sus casas con este sabor tan amargo y doloroso, ni puede el “10” actuar de forma desleal en favor de un frío comunicado hacia el club que lo hizo crecer como persona y como futbolista. 

El Fútbol Club Barcelona perdurará para siempre y Messi no, pero su recuerdo será imborrable. Nadie estará jamás por encima del valor de la institución, pero nadie nunca podrá quitarle al aficionado culé el dolor de ver cómo el ídolo de una generación se marchó del club de sus amores por la puerta de atrás. El peor capítulo final de la historia de un jugador que, con su magia y sus goles, hizo amar el fútbol a una ciudad entera. 

 Hasta siempre, Leo.  

Iker Lloveras @LloverasIker

Colaborador

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