El derbi fue más complicado de lo que un principió cabía esperar. El Espanyol llegaba al Camp Nou colista y con un pie y el noventa y nueva por ciento del otro ya en segunda, pero planteó un partido ultradefensivo y eso causo que el juego del Barça tuviera que ser más pausado y más meditado. 

Se perdió el brillo que hubo en el madrigal, pero aun así el Barcelona jugaba de forma sería y trabajada, aunque preocupa las perdidas de balón y los contraataques que el Espanyol hizo o podría haber hecho, sino llega a ser por el buen trabajo de Busquets, si en vez de un equipo de segunda fuera un equipo de más nivel, lo más seguro es que el Barcelona hubiera perdido el partido, o por lo menos hubiera encajado algún gol.

Tampoco me gusto, la especie de relajación que hubo tras el gol,  de perdida de tensión, y es algo que suele pasarle al equipo azulgrana cada vez que logra marcarle a un equipo que se encierra atrás y le cuesta encontrar el camino a puerta, cuando lo hace, da la sensación de que ya todo está hecho y cede balón y campo.

Como tampoco , me gustó esa especie de mía y tuya que se convirtió el partido en la fase final del encuentro, la perdida de control en busca de un gol, corriendo, y sin pensar muy bien que se quería hacer, con lo que se le regalaba el balón al contrario que de poco nos da un susto.
Pero a pesar de eso, y teniendo en cuenta que era un derbi, que no solo se jugaba en la primera división española, sino que también se juega en las categorías inferiores, con lo que a nivel de jugadores la rivalidad viene de lejos.

Es Barça hizo un buen partido, el Messi, Suárez y Griezmann no brillaron tanto, y decir que el gol de uruguayo es un golazo, por estar ahí por seguir la jugada, por meterlo y por mandarlos a segunda.

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