El FC Barcelona es un equipo envejecido. Si revisamos el once titular del cuadro azulgrana ante el Athletic Club, podemos ver que hasta seis futbolistas (Piqué, Alba, Busquets, Vidal, Suárez y Messi) superan los treinta años. A esa edad, los futbolistas sufren un bajón de rendimiento, porque los años pasan para todos: Suárez ha perdido esa punta de velocidad que tanto lo caracterizaba, Rakitic no puede realizar tanto trabajo en el campo, a Busquets se le ve superado en ciertos partidos, Alba está teniendo más lesiones de lo habitual… Por todo esto, es hora de darle oportunidades a los jóvenes que ya están llamando a la puerta.

Porque a este Barça le hace falta sangre nueva. Vemos que el juego es pobre, aburrido, lento y previsible. El balón circula a una velocidad bajísima, y los jugadores encadenan pases con la parsimonia de quien da de comer a las palomas. No hay nadie que se salte el guion, que de un paso al frente y busque atrevimiento, que rompa la rutina apática de este equipo. Sin embargo, cuando Riqui Puig y Ansu Fati saltan al césped, vemos a un equipo distinto.

Riqui Puig está para ser titular. Salió en el minuto 55 y le dio al Barça todo lo que venía echando en falta: dinamismo, velocidad y movilidad. Es un jugador distinto, capaz de girarse en cuestión de segundos, de acelerar el juego, de eliminar rivales en espacios reducidos y encontrar al compañero libre. Ante el Athletic mejoró todo lo que tocó, le dio ritmo a la circulación y situó al equipo en la frontal del área. Como comentó Albert Rogé en Twitter, con Riqui en el césped, Messi se centra más en atacar que en construir más atacar. Y dio en el clavo.

Pero, sobre todo, Riqui transmitió una frescura necesaria. Tal vez son cosas mías, pero desde que el de Matadepera tocó el primer balón, me dio la sensación de que el equipo se contagió de sus ganas. Es el centrocampista que mejor entiende e interpreta la propuesta de juego que propone el Barça, y su papel se antoja fundamental si el equipo quiere hacerse con el título de Liga.

Lo mismo sucede con Ansu Fati. Contra los vascos volvió a quedar demostrado que juntar cracks en ataque no es sinónimo de crear peligro ni de jugar bien. Con cada partido que pasa da la sensación de que juntar a Griezmann, Messi y Suárez en el césped es más un problema que una solución. Ansu le da al Barça amplitud, desborde y descaro. Cogió la pelota, se fue de dos jugadores del Athletic y se plantó en el área. Griezmann no puede hacer esto, no es un futbolista que pueda estar pinchado en un costado, que reciba el balón y regatee. No podemos pedirle peras al olmo.

Esperemos que Setién sea valiente y de más minutos a los canteranos. No solo a Riqui y a Fati. Collado también puede aportar cosas interesantes, igual que Monchu o Jandro Orellana. Porque el futuro está en sus manos.

Adrià Regàs @arq1027

Colaborador

Fundación Eric Abidal

El 10 del Barça colabora con la
Fundación Eric Abidal

Fundación Eric Abidal

El 10 del Barça colabora con la
Fundación Eric Abidal

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Ver otras noticias de nuestro blog
Share This