El Barça está en plena época de reconstrucción. Con Xavi en el banquillo para liderarla y con una plantilla muy joven, con mucho potencial y también con muchos cambios, pero hay alguien que permanece contra viento y marea: Sergio Busquets.

Esta temporada, tanto Gerard Piqué como Jordi Alba, se han visto relegados a un papel secundario, Sergi Roberto renovó in extremis a sabiendas del rol que tendría en la plantilla y no considero que Ter Stegen forme parte de ese grupo, aparte de que parece que ha vuelto a su mejor nivel.

El de Badia es el último superviviente de esa generación de futbolistas que reinó el fútbol mundial luciendo el escudo del Barça en el pecho. El único veterano que permanece en el once titular a pesar de los constantes fichajes que ha hecho el Barça en este mercado veraniego. Y, aunque me sigue pareciendo uno de los mejores en su posición, creo que hace falta un recambio de garantías para ciertos partidos o contextos.

Xavi ha logrado que los azulgranas vuelvan a tener el control del partido, que vuelvan a instalarse en campo rival y que vuelvan a someter al rival durante gran parte de los encuentros, y “Busi” sigue siendo el mediocentro defensivo ideal para ese contexto. El problema viene cuando el Barça no lleva la batuta del partido.

Cuando el choque se iguala y el rival exige un ritmo de juego mucho más alto, Busquets no puede seguirlo. Cuando el partido se rompe y se convierte en un intercambio de golpes constante, Sergio sufre, y el equipo sufre con él. De ahí que diera un recital en el Allianz durante los primeros 45 minutos, donde el Barça fue el protagonista y mandaba sobre el terreno de juego.

En cambio, en la segunda mitad, después de que el Bayern metiera el primer gol (1-0), el partido cambió totalmente. Los bávaros tenían más confianza y el Barça desconectó momentáneamente, de manera que los locales aprovecharon para marcar el segundo (2-0) y poner tierra de por medio. Ese resultado desencadenó un Barça más nervioso y precipitado por las prisas, el reloj jugaba en su contra, y el encuentro se convirtió en un ida y vuelta donde el Bayern tuvo muchas más oportunidades para correr.

En un partido de transiciones Busquets está noqueado. Simplemente, desaparece. Y para esos momentos donde el partido se descontrola, o para esos partidos donde sabes que el rival te va a exigir un ritmo mucho más alto, el Barça necesita un recambio que no existe. Nico está en Valencia y Xavi parece que no confía en Frenkie de Jong para esa posición.

El holandés tiene una gran resistencia y un gran despliegue físico, pero no es excesivamente bueno en los robos, la anticipación o las faltas tácticas, cosas imprescindibles para esa demarcación. Confía tanto en su portento físico para recuperar la posición que le cuesta mucho hacer faltas en las transiciones defensivas.

Dicho esto, no hay un mediocentro defensivo que dé la suficiente seguridad o garantía como para atreverse a darle la oportunidad cuando peor se pone el partido. Por ese motivo creo que más que nunca hay que centrarse en buscar un recurso para esa posición y estas situaciones. Alguien que pueda ser titular ya mismo. Y, sobre todo, que no sea bueno solo en un contexto determinado, sino que sea capaz de adaptarse a diferentes escenarios manteniendo una cierta regularidad.

Si Xavi tiene dudas con Nico y no le da continuidad a Frenkie en esa posición, el siguiente paso del Barça en el mercado de fichajes debe ser un mediocentro defensivo de nivel. Hay que recordar que esta es la última temporada de Sergio Busquets en el Camp Nou, a no ser que renueve, así que hay que buscar un recambio para la última vaca sagrada que queda en el Barça.

Joan Hernández

Share This