Timeo de Tauromenio, un historiador griego contó la historia de Dionisio I y Damocles. Una vieja historia siciliana sobre lo efímero de aquello que es bueno y de la existencia constante del peligro.

Que Messi se quede, a priori, parece una gran noticia tanto para el Futbol Club Barcelona como para el propio jugador.

Esta historia cuenta que Dionisio I, llamado también Dionisio El Viejo, tirano de Siracusa durante el siglo IV A.C. invitó a Damocles a gozar de una cena propia de los nobles de la época. De hecho, Damocles era uno de esos nobles. Damocles era según diferentes historias o un noble muy crítico con el tirano, o un excesivo adulador de éste.

Durante la cena, Damocles disfrutó de los manjares, todo aquello que era bueno y a cuerpo de auténtico rey. No fue hasta el final de la cena que Damocles percató el peligro. Levantó su vista al cielo, como agradeciendo a los dioses tanto gozo y fortuna, y vio que sobre su cabeza colgaba una espada que estaba sujeta únicamente por un pelo de crin de caballo. Unos dicen que para que dejase de elogiar la vida de noble, pues comportaba peligro, y otros para que cesara en sus críticas.

Y es la situación que hay en el Barcelona. Sólo falta ver quien es Damocles y quien Dionisio.

La silla en la que está la espada, a priori, lleva el nombre de Leo Messi quien parece que ha perdido una batalla social y a quien se le va a mirar con lupa todas y cada una de sus acciones dentro y fuera del campo.

Pero las sillas son inciertas. Quizás hay dos espadas de Damocles. Pues Josep Maria Bartomeu ahora está viendo como los Mossos investigan al Barça por corrupción y por otro flanco está la oposición cocinando a fuego lento una moción de censura.

¿Es Messi el noble Damocles y Bartomeu el tirano Dionisio? ¿Es al contrario? ¿Hay ambas espadas?

Se presenta un año de lupas, críticas, y dos bandos confrontados con el Barça en medio. Siguiendo el símil de la historia, este Barça parece el glorioso Imperio Romano. Cayendo lento, pero inexorablemente, con los generales rebotados contra Roma (BARÇA) y un Emperador (Bartomeu) enloquecido.