No, no es el número del Gordo de Navidad. Y sí, ese es el número de almas que ayer presenciaron este acto sin precedentes en nuestro templo, en el Templo.

El tiempo no apetecía. Se presentaba una tarde lluviosa en Barcelona, un horario que tampoco acompañaba al ser por semana. 

Pero cuándo hablamos de la ‘gent blaugrana’, hablamos de gente de otra pasta. Esa misma gente que no deja tirado a su equipo por estar jugando la Europa League, ni tampoco dejaría tirado a su equipo en el minuto 55 cuándo te estuvieran metiendo un 0-4 en tu cara cómo hacen en otras casas. Esa casa blanca que el único momento en el que aplaude a su equipo es por una patada por detrás de uno de sus jugadores. Por eso, no puedes esperar nunca que lo de ayer vaya a ocurrir en el Paseo de la Castellana.

Todo club ha intentado implementar sin éxito nuestro sistema de juego y nuestra manera de entender el fútbol desde los tiempos de Cruyff, y ayer,  puede que haya sido un punto de inflexión para que el fútbol femenino tenga también voz en el resto de equipos y volvamos a ser de nuevo el espejo al que el mundo se mire. 

La sensación que dió es que el resultado era un poco lo de menos, el objetivo era otro. Llenar el estadio y hacer que el femenino sintiera lo que siente el masculino cada fin de semana era la meta.

Y se cumplió, vaya si se cumplió. Y si además imitas al masculino endosándole una Manita al eterno rival para no perder la costumbre cómo diría nuestro amigo Rosell, mejor que mejor.

El lema ‘més que un club’ se dejó notar ayer más que nunca en la zona de Les Corts y los cimientos, cómo siempre, se empiezan a construir desde la ciudad condal.

Som el millor club del món, diguin el que diguin!!!

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