Ivan Rakitić ha sido uno de los jugadores más criticados por la afición azulgrana durante las dos últimas temporadas, dónde, es cierto que se mostraba muy pasivo en el juego, sin verticalidad y sin ideas, a años luz del nivel que mostró en su llegada a Barcelona. Además de los problemas futbolísticos, al jugador croata se le achaca falta de compromiso en ciertas ocasiones, como por ejemplo cuando se le vio en la Feria de Sevilla tras una de las noches más tristes para el barcelonismo, la debacle de Anfield.

Sin embargo, parece que el croata necesitaba este parón liguero para volver a coger sensaciones, dejar atrás su mal estado de forma y mostrar una versión que sí convence a la afición. En la visita al Sánchez Pizjuán fue de lo poco destacable del equipo, sobre todo en la primera mitad, en la que el centrocampista balcánico recuperó balones, superó las líneas de presión e intentó batir la meta sevillista con su gran golpeo de balón.

Su gran primera parte no le fue suficiente para iniciar como titular el partido que enfrentó, en el Camp Nou, al conjunto catalán frente al Athletic de Bilbao. Pese a ello, Ivan iba a tener la oportunidad de demostrar que lo del Pizjuán no fue un espejismo, cuando en el minuto 64 entró al terreno de juego sustituyendo a Sergio Busquets. Tan solo le bastaron 7 minutos para confirmarlo, ya que en el minuto 71 recogió un rebote en el área y anotó el tanto decisivo que mantenía al Barça muy vivo en la lucha por el título liguero.

Sigo pensando que esta tiene que ser una de las últimas temporadas de Rakitić en el club, ya que los canteranos vienen pisando fuerte y el equipo necesita rejuvenecerse urgentemente. Aunque el ciclo del croata en Barcelona esté llegando a su fin, creo que aún puede ser muy importante en la plantilla, y si sigue al nivel que viene mostrando, no me cabe la menor duda que lo será.