La hecatombe en Lisboa frente al Bayern de Múnich ya está teniendo consecuencias. Una nueva humillación en Europa, junto con el mal juego desplegado durante toda la temporada y la evidente necesidad de una reestructuración ha hecho que empiecen a rodar cabezas. La primera fue la de Quique Setién, destituido ayer como entrenador del primer equipo. Y, esta tarde, se ha hecho oficial la marcha de Éric Abidal como director deportivo.

Abidal llegó a la directiva tras el adiós de Robert Fernández en 2018. El francés fue elegido por su pasado en el club, muy querido por la afición y teórico seguidor del cruyffismo. Éric formaba parte de la candidatura de Joan Laporta en las elecciones de 2015, pero no dudó en aceptar la propuesta de Bartomeu. Su gestión al frente del club en el mercado de fichajes de 2018 fue aplaudida por muchos, puesto que dejó al Barcelona con superávit económico. Sin embargo, a partir de ahí, Abidal se fue contagiando de la ineptitud de los demás miembros de la junta directiva.

Su peor momento llegó tras el cese de Ernesto Valverde. Abidal y Grau negociaron con Xavi para que fuera el nuevo entrenador, pero el de Terrassa declinó la propuesta por las dudas que transmitía el proyecto. El “no” de Xavi trajo polémica. El propio Abidal afirmó en una entrevista a Sport que nunca hubo contactos con Xavi, retándole a mostrar la supuesta oferta. Además, en esa misma entrevista el francés señaló a los jugadores afirmando que “no trabajaban mucho”. Unas declaraciones que desataron la ira de Messi, que mostró su descontento en su cuenta de Instagram donde reprendió las afirmaciones de su excompañero. Su figura quedó debilitada y fue ratificado por Bartomeu. Finalmente, ha acabado dejando el cargo.

Al final, pareció que Abidal no tenía demasiado peso en la toma de decisiones. Bartomeu fue asumiendo diversos cargos aprovechando las dimisiones de ciertos directivos. Veremos quién será su sustituto, porque se viene un verano movidito en las oficinas del Camp Nou. Koeman será el nuevo entrenador y parece que el holandés quiere deshacerse de varias “vacas sagradas”. Los próximos días marcarán el futuro de la entidad.