Mucho se está hablando del regreso al Camp Nou de Neymar, convirtiéndose el jugador brasileño en el protagonista del verano (otro más y ya van unos cuantos). Un día está cerca del Barça, otro apunta al Real Madrid y así como si fuese una margarita que deshojar.

Aquí tiene a parte del vestuario y sobre todo de los pesos pesados a favor de su vuelta, conoce el sistema de juego del equipo y por supuesto volver a jugar al lado de Messi revaloriza al alza. Si acaba viniendo, seguro que todos celebraremos sus goles, le halagaremos, porque para nosotros, los culés, lo principal es que el equipo gane, levante títulos y que decir cabe que del amor al odio solo hay un paso.

Pero, ¿qué es lo primero para el club?. Siempre lo he dicho y reitero mi posición. Somos el Barça, considerado el mejor club del mundo, privilegiado lugar alcanzado gracias a unos valores inculcados desde la cuna en La Masia o bien la primera lección a los recién llegados. Y es que precisamente eso, los valores, lo que nos hace ser más que un club, es lo que perdura por encima del resto de cosas. Cualquier jugador que realmente quisiera vestir la camiseta azulgrana haría todo lo posible e incluso lo imposible, por lograrlo.

No es de recibo y me parece increíble que un jugador teniendo el cariño de la afición, habiendo logrado títulos y estando en la cúspide, se marchara-y de qué manera- por dinero, sabiéndose inferior y a la sombra siempre de Messi y sobre todo denunciando al club, ahora quiera regresar. No, esto no debería ser tan fácil.

Cualquier persona toma decisiones, algunas voluntarias y otras obligadas, pero en este caso se fue porque quiso, nadie le obligó pudiéndole más el ansia, pensando en un futuro idílico (que no ha tenido) antes que lo que tenía en ese momento. Se equivocó, eso nos puede pasar a todos, pero no se puede permitir que ahora quiera que el Barça le arregle este embrollo en el que él solito se ha metido de lleno. El club puede hacer la operación retorno para dar un golpe de efecto, tener más desequilibrio en ataque y contentar a parte del vestuario, pero nunca desembolsando cantidades desorbitadas fuera de contexto ni intercambiando a ciertos jugadores mucho más jóvenes y con más proyección que Neymar.

Y sabiendo como actúa Neymar cuando se le antoja cambiar de aires, me viene a la mente una pregunta: Si ya lo hizo una vez, ¿quien asegura que no lo hará de nuevo?.

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