Renacer de las cenizas no es tarea fácil. El equipo de Xavi sigue aun lamiéndose las profundas heridas que hace años que lastran al club. Desde su llegada al banquillo azulgrana, el técnico de Terrassa ha intentado crear un bloque sólido para empezar a crecer a nivel futbolístico e institucional y devolver al Fútbol Club Barcelona donde merece estar. Con su aura de leyenda, Xavi logró ilusionar a los culés, que se imaginaron al alumno favorito de Guardiola siguiendo los pasos de su maestro, y creyeron que, más temprano de lo que se preveía, se lograría generar un equipo que, como ataño, fuera dominador en Europa con un juego envidiable y superlativo. Nada más lejos de la realidad. El Barça es, ahora, un equipo regular en sus resultados; sabe sufrir y ganar. Y eso bastaría en la mayoría de clubes del mundo, pero no aquí. 

Antes de señalar las carencias del equipo, es justo también ensalzar sus virtudes. El Barça está cuajando una Liga numéricamente incuestionable. 13 puntos de ventaja sobre el Madrid a falta de 10 jornadas, y solo 9 goles encajados. Cierto es que el nivel medio de la competición liguera ha bajado estos últimos años, y que Madrid y Atlético han sido unos pésimos e irregulares competidores por el título, pero tiene mucho mérito ganar y competir cada fin de semana con una plantilla justa de nivel y con una rotación tan pobre. 

Centrándonos en el juego, Xavi ha creado un equipo que presiona mejor de lo que trata el balón, y aún sigue buscando un sistema que se acople a los jugadores que tiene disponibles en plantilla y que sirva para someter al rival con la pelota. Esta temporada, el técnico de Terrassa ha probado diferentes esquemas tácticos que, después de dar un gran rendimiento en los primeros partidos, se han ido cayendo por la falta de variables ofrecidas por el staff y de jugadores disponibles para aplicarlos. 

Es triste ver el juego que Xavi propone desde el banquillo; darnos cuenta de que el mejor centrocampista de la historia del club (con el permiso de Busquets e Iniesta), que el director de orquesta del equipo de Guardiola, practica un futbol más parecido al de Valverde que al del técnico de Santpedor. El Barça con balón es plano, estéril. Con Raphina desaprovechado, Lewandowski desorientado, Gavi más pendiente de luchar que de desatar su inmensa calidad, y los interiores (a falta de Pedri) incapaces de romper líneas con un pase, el equipo se ha vuelto aún inofensivo de lo que era a través de la posesión. 

La plantilla carece de calidad en la zona de tres cuartos y la delantera, eso es innegable. Pero esta mejoría cualitativa en el equipo que debe llevar a cabo la dirección técnica el próximo verano, debe ir acompañada de una severa autocrítica del staff. Xavi es un técnico embrionario, inexperto, y también una institución del club, por eso creo que se le debe dar continuidad. Eso sí, la confianza tiene que ir acompañada de una necesaria autocrítica del entrenador de Terrassa. Es insultante para el aficionado ver como, en las ruedas de prensa, Xavi entra en un círculo vicioso donde ensalza los resultados y elogia el juego del equipo, por muy pésimo que haya sido. 

Puede parecer raro que el entrenador de este Barça, que tiene media Liga en el bolsillo y esta temporada ya ha ganado la Supercopa de España, esté recibiendo un alud de críticas, pero precisamente ahora, con el proyecto asentándose y con mucho margen de mejora, es cuando hay que hacerlas. Debemos celebrar, y mucho, la consecución de esta Liga, porque tiene un enorme mérito, y, al mismo tiempo, tenemos que exigirle a Xavi que siga mejorando, él y el equipo. 

Quedan diez partidos para poner punto y final a la temporada. Parece poco, pero la cómoda situación en Liga puede hacer que estos últimos dos meses de competición se hagan muy largos para el Barça. Xavi tiene dos opciones: Seguir jugando con los intocables para intentar sentenciar la Liga cuanto antes y que el equipo siga abanderando un juego muy pobre. O dar a los chicos jóvenes y a jugadores que se están jugando su continuidad en el club la oportunidad de demostrar su valía sobre el campo. Y, muy a mi pesar, creo que Xavi tiene clara la opción que va a escoger.

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