El Barça continúa avanzando firme y seguro por el sendero de la reconstrucción. Desde la llegada de Xavi al banquillo blaugrana, el club ha ido creando un proyecto ilusionante sustentado sobre los hombros de jugadores muy jóvenes, la mayoría formados en La Masia, que se complementan con futbolistas consolidados, como Busquets, Ter Stegen o Lewandowski. En este paulatino proceso para volver a la cúspide del futbol europeo, el Barça debe superar, también, los tantos lastres financieros que Laporta heredó de la nefasta gestión de Bartomeu. En este contexto actual, y pensando ya en la planificación de la plantilla para la próxima temporada, ha irrumpido con fuerza el nombre de una posible incorporación: Ilkay Gündogan.

El centrocampista del Manchester City quedará libre este verano al no haber renovado con el conjunto de Guardiola, y, a sus 32 años, busca una nueva aventura deportiva después de llevar ya siete años en los skyblues. Los astros parecen alinearse, pues Gündogan necesita un nuevo equipo, y el Barça necesita un jugador como él.

Durante la baja de Pedri, el juego interior de los de Xavi ha sido pobre, previsible y poco incisivo. Sin el canario en el campo y con un De Jong que sigue ralentizando muchas de las posesiones, el Barça ha completado partidos donde no lograba someter a sus rivales con la pelota. El equipo, sin Pedri en el verde, se queda huérfano de ese jugador capaz de romper líneas con un pase, de parar el tiempo, de trazar con la pelota jugadas invisibles al ojo común. E Ilkay Gündogan es este perfil de futbolista; es determinante.

Su adaptación al juego sería inmediata, ya que lleva siete años siendo entrenado por el padre de este sistema: Pep Guardiola. Su fichaje no sería solo para dar descanso a Pedri, puesto que, aunque pueda jugar de interior, Gündogan se adaptaría a las mil maravillas a la posición de pivote. Con un Busquets que, si renueva un año más, perderá protagonismo en el equipo, y con un Nico aún por madurar, el del City puede ser el fichaje con mayúsculas de este próximo mercado veraniego (a la espera de lo que suceda con un viejo conocido argentino).

Gündogan es decisivo en campo contrario; tiene gol y último pase. Pero lo es también en la construcción de la jugada. Ilkay es de esos pocos elegidos que saben leer las jugadas antes de que sucedan. Siempre bien posicionado sobre el campo, es capaz de agilizar la salida de pelota con uno o dos toques, o con una simple e imprevisible finta. Cierto es que encara ya la recta final de su carrera, pero viendo el nivel que muestra en la actualidad, todo hace indicar que aún le quedan dos o tres años de excelente rendimiento.

Ficharle sería dar un paso de gigante en el proceso de reconstrucción del club. Teniendo en cuenta que los gastos de su posible incorporación serían la prima que cobrará el jugador y su salario, el Barça debe hacer un esfuerzo para intentar persuadirle. Gündogan tiene virtudes que recuerdan a Busquets, y otras que hacen lo mismo con Pedri. Son jugadores perfectamente complementarios, pero que, en caso de que uno de los dos falte, Ilkay Gündogan estaría allí para suplirles.

El Barça necesita futbolistas que sean determinantes en su posición para volver a codearse con los mejores equipos del continente, y Gündogan lo es.

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