Hablar de goleadores en estos tiempos, es entrar en un terreno sumamente árido, difícil. ¿Por qué? Simple y directo, existen muy pocos y llegar a ellos más difícil aún. Luis Suárez dejará una marca indeleble en el blaugrana, un espacio vacío que de manera permanente para aquellos que amamos de verdad al fútbol, recordaremos con la sonrisa de los buenos momentos, y el dolor de cómo se fuera del culé.

¿Era necesario tanta desprolijidad de la dirigencia? ¿que llevo a la dupla Bartomeu/Koeman obrar de esta manera? Cierto: los ciclos tienen un final, pero cuando un jugador diera tanto a la camiseta del Barcelona, se deben tomar en cuenta las formas, maneras de conducirse con estos ídolos a la hora del adiós. Hoy pareciera que, para muchos, el uruguayo es una persona a insultar, denigrar de todas las formas posibles. ¿Tan mala memoria tiene parte de la parcialidad?

Ver las estadísticas de Lucho en el club, desde su llegada en la temporada 2014/15: apabullan, un goleador de raza, un animal del área rival, villano de las porterías que se le cruzan. Astuto, fuerte, hábil, inteligente (no fue fácil moverse cerca de Lío: ¿él? Lo hizo hasta con desparpajo, como si hubiesen crecido juntos dentro de un campo de juego).

 Para esta columna, no existen dudas: la dirigencia buscó dejarlo solo a Lio en cuanto a sus dos compañeros, referentes dentro del vestuario (Suárez/Vidal). Debilitarlo en todos los frentes, ante todo el culebrón que se vendría. Incomprensible de manera absoluta, los resultados pueden ser una nueva catástrofe para el club. Verlo a Messi dentro y fuera de la cancha es ver a alguien que no está a gusto en este presente.

Frases de directivos ridículas, fuera de contexto: “No podíamos dejar ir a Messi”, “el futuro del Barcelona no está en Messi”. ¿cuál es el presente y futuro del culé entonces? ¿Dejar ir a los canteranos como Puig? ¿sostener a Piqué, Busquets, traer a Pjanic?.

No parece que las “soluciones” adoptadas sean las adecuadas, parches y más parches. Para colmo de males, los directivos crean problemas donde no los hay – ahora resulta que Suárez no podría jugar en el Atlético Madrid, a instancias de las idas y vueltas de una Directiva a la deriva.

Luis Suárez, tercer goleador histórico del Barcelona, habiendo superado al mítico Ladislao Kubala, debe irse por la puerta de atrás, gracias a los caprichos y mala gestión de una Directiva para el olvido. En la reciprocidad absoluta durante toda la estadía – jugador muy bien pago, club que se favoreciera merced a la capacidad goleadora del mismo – se lograron los objetivos. ¿Cuándo ello se rompe?, presagios que no son buenos para las partes involucradas.

¡Hasta siempre y éxitos Lucho!

Néstor Nanni

Colaborador

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