Antes del parón veraniego, recordamos, en un artículo para el 10 del Barça, cinco obras de arte que nos había dejado Leo Messi en los terrenos de juego. Su asombroso gol en la Romareda, el colosal sombrero a Almunia en Champions, la tremenda rúbrica en el viejo San Mamés, el extraordinario baile con Boateng y la sutil maravilla en el Benito Villamarín.

Es indudable, que podemos repasar muchos goles más del astro argentino y que mejor momento que cuando se cumplen veinte años de la llegada de Leo al Barça y todos los culés podemos celebrarlo tranquilos, tras la tenebrosa amenaza hace unas semanas de abandonar el que ha sido, es y al menos una temporada más será, el club de su vida.

2007, Copa del Rey, como si antes de saltar al terreno de juego, la pulga hubiera visto el gol de Maradona en el mundial del 86 y lo hubiera querido imitar a la perfección. Desde más allá de la divisoria recibe y controla con el pie derecho, el cual no vuelve a usar hasta que culmina la jugada, jugada en la que deja atrás a seis jugadores del Getafe, con velocidad, regates y caños. Una obra de arte histórica que puso al Camp Nou en pie y que logró abrir el debate sobre si era el mejor gol de todos los tiempos. Histórico.

2009, Mundial de Clubes, tras unos agónicos 90 minutos, en los que el posiblemente mejor equipo de todos los tiempos estuvo al borde del K.O ante Estudiantes de la Plata,  fue salvado por Pedro Rodríguez. En el 110, el 10 argentino culminó la remontada, la final y el histórico sextete, empujando el balón a la red con el pecho, con el escudo y con el corazón, agrandando así su variedad de obras de arte con un balón de fútbol. Único.

2011, Santiago Bernabéu, semifinales de Champions, partido tenso, bronco y polémico. El propio Leo había logrado deshacer la telaraña madridista diez minutos antes a pase de Afellay. Insatisfecho con eso, cogió el balón en el medio del campo, se apoyo mínimamente en Busquets que dejándole el balón muerto pareció decirle “remata esto”, y así lo hizo Leo, emprendiendo una excursión hacia el área madridista en solitario que acabó con medio equipo blanco por el césped. Admirable.

2012, antiguo estadio Vicente Calderón, Courtois coloca una barrera que nunca debió de pedir el argentino, porque pícaro como nadie, Messi que parecía que colgaría el balón al área para un remate de cabeza de sus compañeros, otorgó una rosca mágica al esférico que se coló por la escuadra contraria del guardameta belga que seguía moviendo a sus compañeros desde el otro palo. Inaudito.

2015, final de la Copa del Rey, minuto 19. Los jugadores del Athletic llevaban los 18 anteriores empleando fuerza contra el argentino, que posiblemente se hartó y decidió vengarse como mejor sabe. Desde el medio del campo y pegado a la banda derecha, como en sus inicios, arrancó con el balón pegado en el pie y se coló entre tres jugadores bilbaínos haciéndolos casi chocar entre sí. Una vez realizada esa maravilla, siguió su acometida hasta el pico del área donde realizó por enésima vez la jugada que todo el mundo conoce, pero nadie es capaz de frenarla. Descomunal.

Víctor Diosdado Hernández: @victordisloke

Colaborador

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