El Barça cavó su propia tumba cuando se cansó de vivir. Los brotes verdes de la primera mitad fueron arrasados por un Madrid que castigó de manera contundente a los locales. Primero Vinicius, sin nadie cerca en el punto de penalti, alcanzó el empate. Y Benzema, sólo en una frontal del área vacía de jugadores azulgranas, puso el 1-2. Luego fue el propio Barcelona quién comenzó a pegarse tiros en el pie para decir adiós a la Copa con goleada en contra. Jugar contra el Real Madrid sin tener los jugadores del Real Madrid no puede terminar bien.

El Barça salió con el sistema de cuatro centrocampistas habitual. Roberto acompañó a Busquets en el doble pivote y Gavi moviéndose junto a Kessié entre líneas. Ancelotti, por su parte, juntó a Modric, Kroos y Valverde, con Rodrygo acompañando a Benzema y Vinicius, y Camavinga como lateral izquierdo.

El fútbol son momentos. Detalles. El rumbo de un partido puede cambiar en segundos, y más si puedes avanzarte en el marcador y te acaban marcando en un contragolpe. El Barça, cómodo durante todo el primer tiempo, dominando y con ocasiones, tuvo un remate de Lewandowski en el añadido que salvó milagrosamente Courtois, y el Madrid, poderoso en transición, mató a un Barça volcado en ataque. Y este equipo, como lleva pasando en temporadas anteriores, es incapaz de reponerse cuando recibe algún golpe. Cada impacto es más fuerte que el anterior, y cuando el marcador se pone en contra, los nervios se apoderan de los azulgranas. No hay pausa, ni calma ni orden. Solo caos y locura. Y en ese contexto el Madrid se siente como en casa.

El rifirrafe entre Gavi y Vinicius encendió el primer acto. A partir de ahí el encuentro, algo frío, subió las revoluciones. El Barcelona buscó constantemente a un Raphinha que sigue caminando en el alambre. Vive permanentemente entre el cielo y el infierno. Dejó varios controles exquisitos, pero fue incapaz de superar a Camavinga en el 1vs1. Su actuación contrastaba con la de Kessié, muy activo, todoterreno y fino con balón. El ex del Milán manchó sus buenos minutos con un penalti evitable sobre Vinicius que acabó en el momentáneo 0-3.

Benzema abrió la herida poco después de regresar de vestuarios anotando el segundo gol. Pudo Araújo meter al Barça de nuevo en la eliminatoria tras una gran acción individual. A partir de ahí, el cuadro culé se hundió en el lodo y acabó siendo vapuleado. Un final inesperado tras una buena primera parte. El fútbol es así.

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