El fútbol son momentos, sentimientos y reacciones. Desde el primer aficionado hasta el directivo más trajeado, todos nos dejamos llevar por el escudo, especialmente cuando se gana.
El entorno del Barça es incierto y complicado a partes iguales. Un mes se sufre, otro celebra. La afición echa chispas, y más cuando sale información públicamente.

Si nos remontamos unas semanas atrás, el Barça hacía público el lanzamiento de una nueva docu-serie para plataformas digitales de varios episodios que narraban, internamente, algunos de los episodios más controversiales del club. Aunque estos fenómenos generan mucho morbo, especialmente sobre aquellos más crudos, me gustaría poder rescatar otro: el carácter de Xavi presentándose y defendiendo su modelo de las 4P: posesión, posición, percepción y presión.

Parece que, al final, el número cuatro nos acompaña más de lo que nos esperábamos. El Barça está mostrando su mejor cara, de manera coincidente, alineando a cuatro centrocampistas en el esquema: Busquets, Pedri, Frenkie de Jong y Gavi. La vuelta post Qatar nos está mostrando un Barça con otras prioridades y, por consiguiente, con otro producto final. El fútbol de Xavi está dejando de ser puntual y construido desde la defensa, para tener la sala de máquinas en el centro del campo.

El contexto táctico europeo cada vez entiende menos de esquemas fijos, de números exactos o planes de película. El juego de los gigantes europeos fluctúa constantemente y es líquido; la especialización es total. Es raro encontrar un sistema que no sea mixto según la acción, es todavía más difícil encontrar sistemas simétricos y las tareas de los jugadores pueden cambiar
muchas veces en un muy breve tiempo durante un encuentro. Siguiendo con esta misma idea, aunque también sea complicado encontrar el mismo Barça cada partido, hay ciertos mecanismos que están sacando sobresalientes. Aunque cada rival te exige un partido distinto, el centro del campo del Barça está demostrando que ciertos patrones le benefician. Xavi ha sabido encontrar la manera de exprimir las habilidades de la plantilla al dedillo: Balde y Dembélé como dueños del carril, interiores liberados con facetas ofensivas y la dupla de Frenkie y Busi en las primeras alturas.

Con Xavi hemos visto varias propuestas, pero ninguna ha dejado tan buenas sensaciones como la que domina los partidos a través del centro del campo. Cada jugador cumple con su rol y saca las mejores versiones de todos los futbolistas que les acompañan. Siguiendo las reglas de las 4P de Xavi, Gavi se disfraza de la presión para mostrar la versión más total del ‘Golden Boy’: presente en innumerables zonas de acción, trabajo constante en la recuperación, liderazgo y ayuda en duelos, así como libertad total para desplegar su calidad técnica en la combinación y pisando área. Otro de los grandes beneficiados del sistema, ya que le libera de decidir allí donde realmente quiera incidir, en lo que Gavi se convierte en un gran lector.

El otro bastión es Busquets, que se convierte en la ‘P’ de posición. El pivote vuelve a exhibirse liderando la contrapresión tras pérdida, así como dominando desde la inteligencia posicional los apoyos en la primera línea de creación. Un talento tan necesitado como capaz, que sustenta desde la posición la estabilidad con balón. Todo aquello contra lo que ya no podía remar, lo consigue en conjunto, para poder así ser el líder natural de los procesos básicos de transición entre defensa y ataque.

A su lado, Frenkie de Jong se torna en la ‘P’ de percepción. El neerlandés está aportando todo aquello que fallaba en la sala de máquinas, aportando lo necesario para liberar a sus compañeros. Es el apoyo de Sergio, el ascensor entre pivote y unos interiores que libera de tareas y exhibe potencia en conducción cuando más cargado está el partido. La defensa que aporta en doble pivote aporta al centro del campo una tranquilidad y una visión que ensancha por completo el esquema, leyendo el juego para aportar todo tipo de facilidades para recuperar y salir con balón.

Por último, Pedri es la última ‘P’, la posesión. El joven canario ajusta su posición constantemente para tener la mayor toma de decisiones con balón: contemporiza, lanza, finta y ensancha. Pese a su edad, pisa las zonas más importantes sin ningún tipo de tensión; cada vez más arriba y decisivo. Está empezando a encontrar un perfil asentado después de pasar por muchas posiciones, y parece ser que allí donde está más a gusto es donde más diferencial hay que ser.

El número cuatro acompaña a los azulgranas para un final de temporada en el que, aunque Xavi no quiera dilucidar un once tipo, tiene muy claro quiénes son los mejores encargados para dirigir este Fútbol Club Barcelona en los días grandes: los cuatro héroes de las cuatro ‘P’. Sobre todo, al cargo de unos jóvenes que no les tiembla el pulso al hacer un juego de mayores.
Las cuatro puntas de un cuadrado perfecto que, de momento, no entienden la palabra perder.

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