A cara o cruz. Así es como se encuentra el Barcelona a falta de cinco jornadas de Liga, tras haberse dejado por el camino nada menos que seis puntos, en tres partidos consecutivos. Un hat-trick de empates que han dado alas a un Real Madrid que cada vez tiene más cerca el trofeo liguero.

El próximo contrincante del Barça es un Villarreal que ha sumado 16 puntos de los 18 posibles desde que se reprendiera la competición el 13 de junio, y que se encuentra muy cómodo en zona europea, ocupando el quinto puesto de la tabla.

Por su parte, el Barça llega con problemas por todas partes, tanto a nivel de resultados, como a nivel institucional, y si a eso le sumamos el hecho de que los partidos a domicilio se han convertido en un calvario para los de Setién, pocas cosas les quedan a los culés para ser optimistas.

La Liga está más que complicada, el buen juego del equipo no se está viendo rentabilizado y los resultados son poco menos que desastrosos cuando estás en plena pugna por el campeonato, y aún más si es ante tu eterno rival.

La cúpula ha dado un ultimatum: si el Barcelona no logra llevarse los tres puntos de El Madrigal, ahora llamado Estadi de la Ceramica, Quique Setién será finalmente destituido, pues muy grande tendría que ser el milagro para que los culés acabasen ganando una Liga que ya está descartada casi al cien por cien.

Si el técnico cántabro termina siendo cesado, García Pimienta, actual entrenador del Barça B sería quien tomaría las riendas del primer equipo para los cuatro partidos restantes, y de esa forma adquirir el ritmo necesario para afrontar la Champions, aplazada para el mes de agosto.

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