Estaría bien que Messi dejara de ser el dios que nos tiene que salvar en cada partido, teniendo que tocar cada una de las pelotas que hay en juego. Sigue siendo el mejor del mundo y está muy bien que participe lo máximo posible, pero no es necesario que se le vaya a buscar en cada una de las jugadas que realiza el equipo. A veces, una jugada se complica demasiado solo porque los otros jugadores en vez de pensar y tomar una decisión con rapidez, buscan a la estrella argentina, creando no solo messidependencia, sino que además se le da facilidad al equipo rival para poder defenderle.

Si en vez de pasarle siempre la pelota a él, se les pasa también a otros jugadores y estos son capaces de llegar y crear peligro sin la participación de Messi, el equipo rival tendrá dudas de como defender y el argentino quedará más libre.

El juego del Barça, aunque intenta parecerse a su mejor versión, está muy lejos de conseguirlo, la pelota no va lo suficientemente rápido, hay jugadores que no tienen la técnica suficiente, los jugadores conducen durante mucho tiempo la pelota, hay jugadores más estáticos que en movimiento y muchas veces lo único que hacen, en vez de ir a la portería contraria, buscan a Messi, desperdiciando una buena oportunidad de crear una jugada peligrosa, el juego se ralentiza y se malgasta una ocasión de gol.

En todo esto, la culpa, ni mucho menos es de Lionel, él hace su trabajo espléndidamente, de manera más que sobresaliente y en todas las jugadas en las que participa se crea mucho peligro, además últimamente está muy activo y muy participativo, aunque ha bajado su capacidad goleadora. La culpa la tienen los otros, ya sea porque es una decisión técnica o porque Messi es mucho Messi y mejor se la pasas, pero no todo tiene que pasar por sus botas, no cuando un jugador está solo delante de la portería y el astro argentino tiene a tres marcándole. Además, cuando tenemos a entrenadores que lo endiosan y lo ponen como máximo referente del juego azulgrana, el juego del equipo baja su calidad. Aunque nunca viene mal que haga una divinidad.