Vivimos días extraños. Qué lejanos nos parecen ahora los años en que el Barça era modelo no solamente de juego sino también de gestión. Un club exitoso en el campo y fuera de él, orgulloso de lo que lograba y, sobre todo, de cómo lo hacía. Con la cantera por bandera llegaron los mejores momentos de una entidad de la que ahora se ríe media Europa.
Y es que no se sabe muy bien cómo, el Barcelona ha llegado a una situación económica dramática. Pese a todo lo que ha ganado en el césped y también fuera de él, parece ser que la economía del club pende de un hilo. Increíble para quien ha declarado más de mil millones de euros de ingresos.
Esta situación ha llevado a dejar la planificación deportiva a un lado y buscar operaciones que primen el aspecto económico por delante del futbolístico. El primer ejemplo lo hallamos en la venta de Cillessen y el posterior fichaje de Neto. Un intercambio de porteros a los que se tasó en un mismo valor pese a las notables diferencias entre ambos. Cabe recordar que el portero holandés, además de ser internacional con su selección, era una continuidad en el estilo de Ter Stegen, con un buen juego de pies que, entre otras cosas, supuso una asistencia de gol en la última final de Copa del Rey ganada por el Barça.
Un maquillaje financiero que puede haber dado frutos en lo económico pero que no ha aportado nada, más bien lo contrario, al plano deportivo, ya que Cillessen ha sido el portero titular en el Valencia mientras que Neto ha tenido un papel testimonial. A pesar de lo negativo de la operación en términos futbolísticos, tampoco ha tenido un gran impacto puesto que Ter Stegen es el titular indiscutible. Algo distinta es el trueque Arthur – Pjanic. El intercambio parece inminente y puede tener una repercusión bastante mayor.
En primer lugar, se trata de un envejecimiento notable de una plantilla que está ya de por sí bastante envejecida. Los 23 años de Arthur nada tienen que ver con los 30 de Pjanic. Es cierto que el brasileño no ha acabado de explotar en el Barcelona, pero sin duda tenía toda su carrera por delante y su estilo de fútbol encajaba a la perfección. En cambio, por muy inmediato que sea el rendimiento del aún jugador de la Juventus, como mucho le quedarán dos o tres años buenos.
Por último, financieramente el club debe estar muy mal para hacer este intercambio para sacar diez millones de beneficio. Una operación de dudosa rentabilidad en el campo y por un importe tan pequeño para una entidad como la del Barcelona sólo es indicador de la pésima gestión que se ha llevado a cabo durante los últimos años.
Luis Alberto Palacio
Colaborador
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