El Clásico del pasado sábado acabó una vez más con polémica, tras un nuevo arbitraje esperpéntico y con un VAR que seguimos sin tener claro cuando interviene, cuando no lo hace y en qué criterios se basa. O por desgracia, quizá si que empezamos a tenerlo demasiado claro.

Sergio Ramos al filo del descanso protagonizó en un córner, una imagen indigna de un profesional. Vergüenza produce que éste sea el central de la selección nacional. Se tiró como si le hubieran matado al sentir solo el contacto de la mano de Lenglet. Menos mal que ésta no coló. Pero cuidado, si hace lo mismo un jugador azulgrana quizá ve la amarilla. Después lo que ya vimos, una falta previa del mismo jugador que no se pita y sí señala penalti por el agarrón. Hay  que reconocer además que este hecho coincide con el mejor momento del Barça sobre el césped, dominando al conjunto blanco.

Señores del VAR solo hacía una semana que a Sanabria jugador del Betis, le rompieron la camiseta de un agarrón dentro del área y no se consideró penalti. Ahh …es que quizá ahí el VAR no podía intervenir… en fin. Luego balones involuntarios al brazo, que estamos de acuerdo en admitir que no son dignos de ser castigados con la pena máxima, pero cuando ocurren dentro de nuestra área el árbitro corre a pitar. No hace falta VAR ni hostias, entonces.
Añadamos  al haber de los blancos diversas entradas de Casemiro.

Pero a todo esto ya estamos acostumbrados, como bien dijo nuestro director Miguel Ángel Ruíz, en el análisis postpartido de El 10 del Barça. Desde 1902.

Hasta ahí correcto, pero los que tenemos una cierta edad y hemos visto barbaridades, en el mismísimo Camp Nou, como pitar penaltis en faltas producidas a dos metros fuera del área (recuerden Brito Arceo) y demás provocaciones, esto ya no nos debe escandalizar. Ya debemos contar con ello. Pedir, eso sí, a la directiva que se haga fuerte ante los organismos competentes. Claro que para eso se debe tener una junta fuerte y no lo que tenemos. Cuidado que hablo desde una generación que aún se ahorró vivir en directo otros escándalos históricos. Hablo por ejemplo de la noche del malogrado Guruceta. O si no, pregúntenle a Reixach que lo explica muy bien en un libro, como era en su época jugar de visitante en muchos campos.  Tiempos en que apenas había cámaras para dejar constancia.

Los culés nos hacemos un flaco favor hoy, si no vemos más allá y damos toda la culpa al arbitraje. Es hacerse trampas al solitario. La triste verdad es que el Barcelona no pudo con uno de los Real Madrid más rácanos que se recuerdan sobre el césped del Camp Nou. Con VAR o sin VAR.

Hay jugadores que desde este verano (seguramente desde algunos anteriores) ya no deberían estar en el Barcelona. Hay que empezar por Leo Messi. Por más que duela. El argentino ya no es el jugador desequilibrante que fue. Despertemos de una vez. Un futbolista que se iba de cuatro jugadores, se meaba, con perdón, al portero y marcaba. Una y otra vez. Después ponía la guinda al pastel con el golazo de falta. A duras penas hoy día, se marcha de un contrario.

Las faltas por otro lado, más valdría que comenzar a cederlas a otros compañeros. No querer reconocer esto, es estar abocados a seguir fracasando. Un crack, la figura de un equipo debe ser determinante.  Messi  debería haber dejado del Barça tal como él quería, este verano. Eso sí, pasando por caja. Así nos va. Pretendemos que nos respeten de fuera, cuando los de dentro nos toman por el pito del sereno.

No me cansaré de repetirlo.  Jugadores como Dembélé o Griezmann no deben vestir más la camiseta del Barcelona. Ya se han empeñado en demostrarnos continuamente que debe ser así. No insistamos más por favor. Reconozcamos el fiasco, sobretodo en lo económico. Pero ya que no ayudan, por lo menos que no estorben. Denles una bolsa de pipas y que se entretengan en la grada. Por último seamos cautos con algunos jóvenes y no comencemos a encumbrarlos antes de hora. Por el bien de los jugadores y por el del Barça. Tampoco aprendemos por ahí.

El clásico nos ha puesto en el lugar que nos corresponde en la actualidad. No hay plantilla competitiva, siguen muchos jugadores que sobran y faltan futbolistas que marquen la diferencia. No hay más secreto. Se mire por donde se mire.

Para terminar la semana solo faltaba Piqué. Igual es que quiso imitar a Núñez por eso de que se empeñan, ciertos sectores, en postularle como futuro presidente. Dios nos libre. ¿Es que no aprendemos? Bien, digo lo de Núñez recordando que intentó restar presión y desviar la atención del equipo, en vísperas de la final de Copa de Europa que el Barça ganó en Wembley. Anunció en el programa Gol a Gol que no se presentaría de nuevo a las elecciones (por supuesto que su intención era la contraria).

Gerard no había de ser menos. Tuvo la brillante idea, de conceder una entrevista al periodista Joan Josep Pallás que se publicó el pasado viernes en La Vanguardia. En la misma, entre otras perlas que podemos tratar en otros artículos, porque da para ello, el central exclama que “es una barbaridad que el club se haya gastado el dinero que ahora reclama a los jugadores en criticarles”. Cierto Piqué. Es una barbaridad de esta pésima y lamentable directiva.

Ahora bien, lo que es una barbaridad igual es que un jugador que le han metido ocho goles vistiendo la camiseta del Barcelona, tenga las pelotas de hablar de nadie. Lo mínimo que podía hacer él (y conste que no es el máximo responsable) y todos los que vistieron ese día la camiseta del Barça es callar. Taparse. Más aún, cuando varios de ellos estuvieron presentes y además con galones, tanto en Roma como en Liverpool, además de la mencionada noche lisboeta. Ya son muchas veces. En el césped estuvieron ellos. Nadie más. Has patinado de nuevo Gerard, por las declaraciones y por el momento. Me imagino que el siguiente capítulo será una entrevista donde enseñarás como se defiende a equipos como La Roma, Liverpool o Bayern. Los chavales que están empezando ya lo esperan…Yo también.

Pero no termina aquí. Para hacer el completo va y renueva por cuatro años más. Olé tus huevos. Hasta 2024 que ya habrá sobrepasado los treinta y siete. Hipotecando más al club que pretende presidir un día. Pero Gerard ¿tú no eras el primero que se ofreció a irse? …Pues has sido el primero en quedarte. Y por demasiados años teniendo en cuenta tu edad. Esto me recuerda aquel chiste del barco que se hundía…
Cuando lanzaron al mar los botes salvavidas se gritó: “las mujeres y los niños primeeeroooo”…  y fueron los primeros que se ahogaron.

David Guillén

Colaborador

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