No podemos bajo ningún punto de vista, ponernos a discutir y/o poner en dudas si cuanto perciben los jugadores profesionales de fútbol es justo, injusto. No corresponde, además por otro lado las cifras millonarias se reducen a un selecto grupo que podría definirse como aquellos súper profesionales en la elite de este deporte. Sabemos que miles de jugadores de distintas ligas, categorías, instituciones del mundo, perciben cifras que no tienen absolutamente nada que ver con tantos ceros en los haberes de los mismos.

Sí debemos pensar que la humanidad atraviesa una situación límite, extrema, con una pandemia en curso que dejará huellas, secuelas terribles en lo que hace a la faz socio económica de las personas. Millones de puestos de trabajo se perderán, mayoritariamente continentes enteros se verán sumidos en hambrunas, no se cubrirán necesidades básicas (niños, ancianos), resumiendo: aún no se llega a dimensionar el daño ocasionado por el Covid 19, más las secuelas en lo que hace a la vida de millones de seres humanos.

¿Buscar culpables?, la pandemia es la responsable directa sí queda al descubierto la situación endeble, precaria de gran parte de la población mundial. Ante ello, la sociedad capitalista que digita todo cuanto hoy conocemos (incluido el fútbol profesional y toda su estructura) deberá replantear conductas y maneras de desempeñarse en estos días por venir.

Sabemos que muchos jugadores han llevado adelante donaciones y distintas campañas de ayuda a quienes padecen/padecemos los embates de este virus. Loable gesto, pero ello ¿es suficiente?  vemos en redes, diarios, revistas a muchos de estos ídolos, disfrutando mini vacaciones en lugares suntuosos, rodeados de todos los placeres – habidos y por haber -no siempre respetando las medidas recomendadas a la población. ¿Es necesario ello? Mientras en muchos lugares del mundo se suman contagios y muertos por miles (lugares de los cuales son originarios tantos jugadores que disfrutan esos placeres), lo cual produce una sensación adversa, chocante, lejos del sentido solidario a prevalecer.

Mucho se habla, se dice sobre la sociedad “distinta” que debiera emerger tras esta tragedia. Aquellos bendecidos por la vida, circunstancias, hechos, tendrían que tener la responsabilidad y sentido crítico que estas horas difíciles imponen.

El fútbol no puede ni debe entrar en el terreno de la frivolidad, exhibición banal, máxime bajo la presión de determinados momentos que la sociedad padece.

Néstor Nanni

Colaborador

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